Libro: Nariño, Un Carnaval de Tesoros. By Casannova.
PRÓLOGO
Por: Dr. Oscar Eduardo Moreno Enriquez.
Abogado, Nariñense, Amigo y Hermano
Es un gran honor para mí, del cual estoy muy agradecido con César, el
que me haya encomendado la realización del prólogo de “Nariño, Un Carnaval de Tesoros” y tan sólo espero estar a la
altura de esta obra maestra, que encierra entre sus páginas, los retratos de un
Nariño vistos desde la óptica de un artista profesional, pero a su vez, desde
la historia que ha sido el fundamento de su realización.
Escribir acerca de esta obra, es hacer referencia al talento de
Casannova y en este punto, remontarse no sólo hace un poco más de dos años,
cuando el artista comenzó a tomar de manera profesional sus primeras
fotografías, sino a una historia que data de hace más de quince años.
Conocí a César Santos, cuando estudiábamos derecho en la Universidad
Javeriana y desde ese momento, nació una amistad que ha perdurado por un poco
más de tres lustros, pese a que nuestros caminos se separaron apenas unos
cuantos meses después de habernos conocido, pero que hoy, estoy seguro, la
divina providencia quiso que estuvierámos en contacto y que nuestras sendas se
volvieran a juntar, quizá, porque era el momento de producir la más importante
obra fotográfica del departamento en toda su historia.
En ese trasegar de quince años, he visto la manera en que César,
convierte sus sueños en realidades palpables, con la pasión y el amor, que sólo
un hombre de éxito puede impregnar a su vida, para la consecución de sus metas
y propósitos.
Por esta razón y cuando de primera mano y en ocasiones, con las
primicias de su trabajo fui descubriendo que estaba en presencia de un genio de
la fotografía, sentí envidia por el libro que dedicó a su departamento, Santander amor al alba, porque creí
firmemente que Nariño, con sus paisajes, su gente, su carnaval, su riqueza
cultural, su gastronomía, sus productos, el
tapiz de retazos, el talento de sus artesanos, la majestuosidad de su arte
y arquitectura, en ocasiones muy ligadas al tema religioso, entre muchos otros
aspectos --- que hacen de nuestro departamento, una región singular e
irrepetible---, se merecía que un artista de la talla de mi amigo, hiciera una
obra para retratarlo y dejar una constancia perenne para las generaciones
venideras.
Cuando el lector toma entre sus manos alguna de las fotografías de
Casannova, queda maravillado con los detalles que retrata y que hacen de su
obra, un prodigio digno de admirar, como por ejemplo: la gota de agua cayendo de la uva, el pajarito que posa con la espiga
entre su pico, el parque de Barichara en medio de la espesa niebla, entre
otras, que hacen parte su primer libro.
Fue así, tal y como sucedió con Santander
amor al alba, que giró alrededor de una historia de amor, que el libro de
Nariño, debía girar alrededor de una historia. Cuál mi sorpresa, cuando el
autor me dice que la historia giraría alrededor de la amistad.
Sentí de esta manera que era, al menos en gran parte, un homenaje al
departamento, pero a su vez, un reconocimiento a nuestra amistad, motivo por el
cual, hoy me siento aún más agradecido.
Y escribir sobre la amistad no es fácil, cuando en mi pasado, no he sido
el amigo que muchos esperaron que yo fuera y con mis actuaciones he perdido a
más de uno. A ellos, en este escrito, que ojalá algún día lleguen a tener entre
sus manos, les presento mis más sinceras excusas, rogándole al cielo que me dé
la oportunidad de enmendar mis errores.
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