miércoles, 2 de marzo de 2016

Historia de la Fotografía: “El Alma del Guerrero”.

Historia de la Fotografía: “El Alma del Guerrero”.


La Para comenzar a relatar esta historia, debo comenzar por hace un poco más de 25 años de amistad. Tranquilos, seré breve en esta introducción.
Cuando estaba en el colegio, eso hace uuuffffff, tuve el honor de conocer a muchas personas, pero una de ellas aún esta ahí. Él, si, un hombre, es el protagonista de esta historia. Su nombre: Julian. Siempre desde que estuvimos muy pequeños mostró cualidades sorprendentes que iban a resultar que en su vida resultarían en ser un gran hombre y como la vida no se equivoca, así es. No les voy a contar su biografía, solo quiero que entiendan como llegué a tomar esta fotografía y porque se llama el Alma del Guerrero.
Alguna vez leí por ahí en un libro de Paulo Coelho:
“El guerrero de la luz nunca olvida el viejo proberbio: el buen cabrito no chilla.
Las injusticias existen. Todos se ven envueltos en situaciones inmerecidas, generalmente cuando no se pueden defender. Muchas veces la derrota llama a la puerta del guerrero; es mejor usar las fuerzas para resistir, tener paciencia y saber que Alguien está vigilando. Alguien que vio el sufrimiento injusto y no se conforma con ello.
Este alguien le da lo que él necesita: tiempo. Tarde o temprano, volverá a trabajar a su favor.
Un guerrero de la luz es sabio; no comenta sus derrotas”. (Fragmento tomado del libro Manual del Guerrero de la Luz)
Así las cosas, este amigo y hermano de mas de 25 años en el año 2015 me dice: Ole joven, como me suele decir y otros adjetivos de calibre de amigos de mas de 25 años, continúa diciéndome, necesito que usted me haga una foto, no de las que tiene, no, una nueva, del Cañón del Chicamocha y una del Socorro para poner una en mi oficina y la otra en mi casa, eso si, deben ser inéditas, que no la vaya a tener nadie más. Yo por supuesto le dije que si y sin vacilar. Por supuesto, es mi hermano por convicción. Que mas le podía decir.
Para mis adentros pensaba: y será que no se le ofrece algo más sencillo, una cosa más simple… No por la foto, sino por el reto tan enorme de lograr que este hombre le gustara una foto mía, tanto como para colgarla en su casa y su oficina, algo así como sus templos de adoración. Un hombre que ha viajado por el mundo y más allá, culto hasta más no poder, lector de cientos de libros, extraordinario ser humano y filántropo que poco admite prueba en contrario y bueno con un sin fin de cualidades y creanme cuando les digo, también con corto pero sustancioso listado de defectos, como todos.
Así que el viaje de este proyecto comienza.
Lo primero fue establecer lugares posibles y mirar miles de ejemplos de fotografías tomadas del gran Cañón del Chicamocha, obvio, para no repetirlas. Así que manos a la obra comienzan a pasar los días y las semanas buscando en google earth, mi principal aliado geográfico en esta travesía, el lugar ideal para tomar esta foto y ninguno llenaba mis expectativas porque eran mas de lo mismo. Averiguando las expectativas climáticas del Cañon del Chicamocha, no ayudaba mucho tampoco ya que su clima es bastante inestable en casi todas las temporadas del año.
Así que cansado de ver todo por internet, me fuí en mi carro a ver con mis propios ojos, lugares desde donde realizaría ese trabajo. En algunas ocasiones me perdí pero siempre regresaba a casa con las manos vacías. Fueron demasiados paseos, ya no recuerdo cuantos.
6 meses  después, me encontraba en el municipio de Villanueva – Santander y preguntando emprendí un viaje hacía la realización definitiva de esta imágen. Ya no tenía mas cartuchos para disparar, no había lugar del cañon que no haya visitado y este recorrido sería el último y de no salir, tendría que decirle a Julián que no pude, que me quedó grande el encargo.
Así que decido tanquear la camioneta y arrancar por la vía que conduce al municipio de Jordán – Santander. Hago una primera parada y observo un dibujo natural espectacular pero no era lo que buscaba, se veía desde ese punto el cañon, pero no más, lejos, imponente y mezclado entre las colosales montañas del departamento de Santander.
Seguí mi camino y me detuve varias veces para mirar vías por donde me pudiera desviar y así poder tener un mejor ángulo para la foto y fue ahí, en uno de esos parajes que vi a lo lejos una vía y un lugar que me colocarían de frente a un paisaje majestuoso.
Esta primera foto es sobre el camino, un espanta pájaros natural. Asombroso.
Esta segunda imágen me enamoró y escuchando música en mi carro alcancé a pensar que esto era todo, que ahí terminaba y que la foto había sido lograda. Pero que lejos estaba de esa idea. Estaba menospreciando el poder del universo y como el logra ser cómplice de los propósitos claros y definidos.
En el momento que estaba guardando los equipos, en un lugar desolado, de la montaña viene bajado un señor, de unos 50 años, en pinta totalmente campesina con su sombrero, su pantalón café y su camisa manga larga en alpargatas y con un palo en su mano. Este señor se queda mirándome fijamente y voltea a mirar el paisaje y me dice con un tono bastante amigable: “Desde mi casa se ve mucho mejor, si quiere lo llevo hasta allá”. Les confieso que al principio sentí algo de desconfianza pero me acordé de varios milagros en mi profesión y en un momento del pensamiento me dije, puedo estar cerca a otro?, pues, solo lo sabré si voy con él.
Nos subimos al carro y llegamos hasta su finca, aquí unas fotos:



Les confieso que bajando por esa montaña aun no dimensionaba lo que estaba sucediendo, estaba viviendo otro regalo de Dios, estaba frente a un milagro.
Cuando llegue al mirador natural de la finca de este campesino bondadoso y maravilloso, quede atónito por la belleza del Cañon y no solo fue su belleza es porque cada esquina que veía, describía con perfecta precisión a Julián. Tenía luz, color, mucho verde de esperanza, tonos azules increíbles en un desorden de nubes, como en ocasiones es su desorden mental, jajajajaa, en el buen sentido de la palabra, veía un arco iris que se formaba y ese es su corazón siempre fuerte que a pesar de las derrotas, a pesar de las fuertes tormentas siempre sale lo mejor de él cuando la luz lo ilumina y convierte cada revés en oportunidad de mostrar algo mejor, ver como se veía de fuerte el paisaje, así son sus manos que construyen un mejor mundo para todos, subidas, bajadas, pero siempre espectacular.
Un momento mágico donde el universo conspiró sin darme cuenta para registrar a mi gran amigo y hermano en una imágen que espero siga disfrutando con los años porque ese es él y así debemos ser todos.
Un homenaje a todos aquellos que quieren y sienten que no pueden o que ya lo dieron todo.
Ese es el Alma del Guerrero.
Gracias por el honor.